Publicaciones en Amics del Pa�s

Velocidad, Obsolescencia y globalizaci�n

Antoni Garrell Guiu
Art�culos
Data: 30/05/2007
16234 lecturas

Las empresas afrontan una problem�tica compleja que tiene muchos componentes de �pocas anteriores, pero afronta el reto de interactuar de forma presencial en territorios muy diversos, lo que exige de profesionales con una fuerte capacidad de an�lisis y s�ntesis, una clara capacidad multidisciplinar con dominio del proceso creativo, una s�lida componente t�cnica y cient�fica que permita interactuar a dise�adores, cient�ficos y tecn�logos, y comprender las din�micas globales y multiculturales.

Version en lengua Castellana en informaci�n relacionada en el cuerpo del articulo.

Las empresas en general, y los productos que sustentan la raz�n de ser de �stas, afrontan una problem�tica compleja que tiene muchos componentes de �pocas anteriores, pero tambi�n afronta una que es radicalmente diferente. Me refiero a la capacidad de interactuar de forma presencial en territorios muy diversos como consecuencia de la velocidad de desplazamiento de las personas y los productos. En cuanto a la velocidad, entendida como la distancia que somos capaces de recorrer con comodidad, se constata un hecho que a menudo olvidamos. Hasta el siglo XIX los hombres pod�an desplazarse con comodidad unos 38 Km. diarios, caminando un promedio de 5 Km. por hora. Es preciso entender que hasta el 1800 el radio de acci�n de toda persona para trabajar y relacionarse volviendo a su hogar, se limitaba a 19 km. En 1900 los ra�les del ferrocarril comienzan a extenderse y los trenes empiezan a circular a una velocidad media de 48 Km./h, sin discriminar a hombres, mujeres o ni�os. Esta circunstancia origina que en un d�a normal la distancia a recorrer alcance r�pidamente casi los 200 Km. Charles Van Doren estima la cifra en 198 Km. indicando que es 5 veces superior a la de 1800. �l mismo indica que en el 2000, miles de personas toman un avi�n para recorrer unos 1000 Km. y volver a su casa, una distancia 5 veces superior a la de 1900, circunstancias que le conducen a aventurar que en el 2100 la distancia diaria alcanzar� los 4.750 Km., lo que representa un radio de acci�n superior a 2.350 Km. En 200 a�os, y de forma acelerada en los �ltimos 25, la velocidad se ha multiplicado por 25, un hecho que obliga a desarrollar la actividad en entornos culturales diferentes con problem�ticas, legislaciones y objetivos asim�tricos y a menudo divergentes, sin considerar las problem�ticas espec�ficas de las �reas formadas por un mosaico de culturas e historias confrontadas, como es el caso de Europa.

La adaptabilidad a estas nuevas circunstancias y una amplia y s�lida cultura son una de las exigencias a cumplir por los profesionales del siglo XXI como instrumento para afrontar la velocidad y la obsolescencia acelerada motivada por el proceso de interacci�n global y la rotura de las barreras proteccionistas que aislaban y proteg�an las econom�as de diversos pa�ses. Un conjunto de desaf�os que es preciso encuadrar en un proceso de cambio clim�tico que afronta la sociedad actual y que obliga, a la vez, a considerar los aspectos asociados a la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente.

La sociedad actual, plural y desequilibrada, configura colectivos humanos heterog�neos y asim�tricos, en los que su desarrollo pasa por la competitividad de cada uno de ellos. Plantearse los retos de la competitividad y afrontarlos es la piedra angular en la que se apoya el progreso y paralelamente, la consolidaci�n de toda sociedad independiente y libre. En este escenario, y considerando los pa�ses m�s avanzados, su econom�a tendr�a que centrar sus esfuerzos en mejorar su competitividad y la capacidad de transformar la informaci�n en capital de conocimiento y gestionarlo de forma eficaz. En definitiva, es preciso asumir que en los pa�ses m�s avanzados, la v�a de progreso pasa por la competitividad basada en la innovaci�n enraizada en los conocimientos, el talento y las capacidades creativas, en contrapunto a la de coste, una v�a reservada para aquellos pa�ses que no han alcanzado a�n los niveles de bienestar y progreso de los que disponen las sociedades m�s desarrolladas, y que siguen basando su competitividad en unos costes de producci�n m�s bajos.

Es preciso pues entender que la nueva situaci�n, derivada de la globalizaci�n econ�mica e informacional, fundamentada en las posibilidades de los sistemas de comunicaci�n e interacci�n humana extendidos a lo largo del planeta y con capacidad de interacci�n bilateral, an�nima, personalizada y continuada, aporta unos escenarios radicalmente diferentes. Consecuentemente, para afrontar los nuevos desaf�os es preciso superar una de las barreras m�s grandes existentes: el cambio de la cotidianidad, la modificaci�n de las inercias, la capacidad de adaptaci�n a nuevos contextos y situaciones. La cotidianidad que se arraiga en el ritmo de actividad, las pautas de consumo, los modelos de comportamiento y h�bitos laborales y relacionales.

�ste es el escenario en el que se mueven los profesionales de hoy y muy especialmente los dise�adores, ya que ellos constituyen la pieza clave para hacer posible el trabajo conjunto de cient�ficos, tecn�logos y dise�adores como terna virtuosa que permite la innovaci�n, especialmente en producto, en un contexto de competencia asim�trica global.

Es en este escenario donde tienen que desarrollar la actividad los profesionales en general y los dise�adores en particular, y donde las escuelas tienen un papel clave a desarrollar. No en vano de su tarea y m�todo docente surgen dise�adores adecuados a las exigencias de la sociedad actual y capaces de liderar el progreso y construir el futuro.

Una formaci�n integral, sustentada en una fuerte componente te�rica que permita el despliegue de las capacidades de an�lisis y s�ntesis requeridas, una clara capacidad multidisciplinar con dominio del proceso creativo, una s�lida componente t�cnica y cient�fica que les permita interactuar en la mencionada tr�ada de dise�adores, cient�ficos y tecn�logos, un s�lido conocimiento de la problem�tica y desaf�os sociales, y del entorno productivo de las empresas; y tambi�n que les permita entender y comprender las din�micas globales y multiculturales, una particular atenci�n a las nuevas informaciones y tendencias con un perfecto dominio de diversas lenguas.

Un conjunto de requerimientos que deber�a regir las actuaciones de las escuelas de dise�o, en especial aquellas m�s comprometidas con el progreso y los cambios que obliga la sociedad y la econom�a del conocimiento, y que saben que la velocidad, la obsolescencia y globalizaci�n nos obligan a asumir con determinaci�n nuestros compromisos de futuro.

Antoni Garrell i Guiu