Publicaciones en Amics del Pa�s

�tica en la Era de Internet

Mateo Valero
Resumen de actividades
Data: 31/01/2014
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Mateo Valero� Director del Barcelona Supercomputing Center, catedr�tico de la UPC, llama a la reflexi�n sobre la peligrosidad de un mal uso de la informaci�n disponible en la red y reclama la existencia de medidas legislativas y sociales que se adecuen a la nueva realidad.

Internet es una potente herramienta que ha transformado la Sociedad. D�a tras d�a aumenta de manera exponencial la cantidad de informaci�n digital generada, transmitida, procesada y almacenada. En 2013 se generaron alrededor de 2 Zetabytes ( Zetabyte= 1021 bytes) de datos, cantidad superior a la generada desde el principio de los tiempos hasta hace a�o y medio.

Esta proliferaci�n extraordinaria de datos y la capacidad de extraer conocimiento de ellos crea una nueva era en el avance de la humanidad. Estamos ante una revoluci�n tecnol�gica �nica, que nos permite por una parte, resolver problemas, impensables hace pocos a�os pero que nos plantea una nueva problem�tica relacionada con la �tica dif�cil de resolver.

Un ejemplo positivo para la Ciencia, de los much�simos que existen, es el proyecto LHC, del acelerador de part�culas instalado en Ginebra. En cada segundo de funcionamiento genera 1 Petabyte (Petabyte= 1015 bytes) de datos que debidamente filtrados se distribuyen por todo el mundo para que los cient�ficos puedan compartirlos y colaborar en sus investigaciones.

Otro ejemplo que podemos describir est� relacionado con la medicina personalizada. Por una parte, es necesario que los investigadores tengan acceso a las enormes bases de datos gen�ticas que se est�n llenando a partir de la secuenciaci�n del DNA de miles de pacientes ahora (ser�n millones dentro de poco) para, con la ayuda de supercomputadores, poder estudiar la influencia de los genes en las enfermedades y de esta forma, predecirlas, prevenirlas y administrar f�rmacos personalizados a cada paciente. Pero cuidado, la informaci�n gen�tica de cada paciente no deber�a de ser accesible para otros usos, sin las autorizaciones pertinentes.

Existen much�simos ejemplos que pueden ser muy peligrosos: Las personas estamos generando informaci�n denominada huella digital, asociada a casi cada actividad que realizamos, pero especialmente, cada vez que accedemos al m�vil o a las redes sociales. Somos nuestra huella digital. Nunca como hoy fue tanta verdad la frase �la informaci�n es poder� y, a�n m�s, riqueza. Hoy gran parte de la huella digital de millones de ciudadanos circula libremente por Internet. En 2013, viajaron por la red m�s de 600 Exabytes (Exabyte= 1018 bytes). De ellos alrededor del 40% est�n asociados a operaciones relacionadas con Google.

Los sistemas operativos de los computadores personales e Internet y sus redes sociales asociadas como Facebook, Twitter, YouTube, Linkedin, etc. est�n pensados para compartir, y por lo tanto son vulnerables a la falta de confidencialidad. Por ello es relativamente f�cil obtener los datos que viajan por la Red y acceder a la informaci�n almacenada en nuestros computadores personales sin que el due�o de los datos lo sepa ni, por supuesto, lo autorice. Y frente a protecciones tecnol�gicas, como pueda ser el encriptar la informaci�n, los salvapatrias, tales como la agencia NSA americana, dedican cantidades enormes de dinero para desarrollar artilugios muy sofisticados como los computadores cu�nticos para intentar romper cualquier clave de protecci�n que utilizan los documentos, desde los pertenecientes a las naciones hasta los relacionadas con transacciones bancarias, aplicaciones m�dicas o de negocios. Como se ha visto en los casos Assange y Snowden, estamos ante una bomba de relojer�a de consecuencias inimaginables.

La tecnolog�a avanza a mayor velocidad que las leyes. Necesitamos desarrollar urgentemente leyes que tengan en cuenta esta nueva problem�tica generada por las tecnolog�as de la informaci�n y sus nuevos usos. Y tambi�n precisamos que los ingenieros que las desarrollan reciban formaci�n �tica para que intenten valorar a priori los efectos sociales y �ticos de sus implementaciones.

Conviene que nos hagamos una serie de preguntas. �Qui�nes son los propietarios de nuestros datos? �Podemos y debemos de ser nosotros, que los generamos, los �nicos propietarios? �Pueden los gobiernos o las instituciones p�blicas utilizar los datos que consideran necesarios para garantizar la lucha contra el terrorismo? �Por qu� los utilizan para hacer pol�tica chantajista y ventajista? �Podemos vender nuestros datos? �Debemos definir los ciudadanos y s�lo los ciudadanos los niveles de protecci�n de nuestros datos? �Es �tico que nos lleguen cada d�a m�s y m�s correos electr�nicos de contenido no deseado? �No deber�a ser posible y f�cil solicitar a cualquiera que tenga datos nuestros que los borre si ese es nuestro deseo? �Deber�amos de pagar para que las empresas utilicen nuestros datos para mejorar nuestra calidad de vida?

En definitiva, nuestros datos son fuente de poder para las empresas que intentan vendernos sus productos, tambi�n para los pol�ticos que pretenden ganar las siguientes elecciones y en definitiva para todos aquellos que son capaces de usarlos en su beneficio. El hecho de que sepamos que somos espiados, �puede llegar a cambiar nuestras ra�ces culturales y sociales?

Una vez m�s, la tecnolog�a no es ni buena ni mala en s� misma, todo depende del uso que hagamos de ella. El futuro es apasionante, pero tiene sus riesgos.