Publicaciones en Amics del País
Aprendizaje de idiomas: un reto ineludible
- Lina Zulueta
- Posicionamientos
- Data: 24/06/2007
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Soñar es la capacidad creativa que nos proyecta hacia el futuro, soñar sobre objetivos concretos y definidos nos acerca hacia su realización, y ¿qué mejor ejemplo que el de la Unión Europea?. La Unión es todo un mosaico de culturas y de lenguas, donde sus ciudadanos tienen la posibilidad de trabajar y estudiar sin barreras. El poliglotismo es un requisito básico que la gran mayoría de personas europeas deben poseer para poder disfrutar de la libertad de trabajar y estudiar en cualquier Estado de la Unión.
Soñar es la capacidad creativa que nos proyecta hacia el futuro, soñar sobre objetivos concretos y definidos nos acerca hacia su realización, y ¿qué mejor ejemplo que el de la Unión Europea?. La Unión es todo un mosaico de culturas y de lenguas, donde sus ciudadanos tienen la posibilidad de trabajar y estudiar sin barreras. Para avanzar en el sueño de la interrelación entre sus ciudadanos y crear lazos de comunicación entre los diversos pueblos, se creó en 1987 el programa Erasmus, encaminado a facilitar la movilidad académica de los estudiantes universitarios dentro de los Estados miembros de la Unión Europea, un programa que también permitió avanzar en el conocimiento de las diferentes lenguas de la Unión. Fue un proyecto innovador que abrió un nuevo campo de interacción. Este año celebramos su vigésimo aniversario y es un objetivo soñado y cumplido.
Los intercambios de estudiantes iniciados con el programa Erasmus, y ampliado posteriormente con el programa Sócrates, hicieron su aportación al proceso de incremento del conocimiento de las lenguas. Sin duda, el poliglotismo es un requisito básico que la gran mayoría de personas europeas deben poseer para poder disfrutar de la libertad de trabajar y estudiar en cualquier Estado de la Unión, unos hechos que se encuadran en Libro Blanco de 1995 “Teaching and learning: towards the learning society” (“Enseñar y aprender: hacia la sociedad cognitiva”), donde el objetivo, a medio plazo, era conseguir que todos los ciudadanos de la Unión Europea dominaran, adicionalmente a su lengua materna, otras dos lenguas. Sin embargo, los datos del Eurobarómetro del 2002 evidenciaron que el 53% de los españoles no hablaba ninguna lengua extranjera, una cifra muy superior a la media europea que era del 47%. En cambio, en Suecia, Dinamarca y Países Bajos sólo el 15% de la población no conocía ninguna lengua extranjera. Esta situación no es ignorada en nuestra sociedad, los medios de comunicación publican a menudo los datos desalentadores en cuanto al conocimiento de lenguas extrajeras. En este sentido es significativo las quejas de universidades europeas, como la Universiteit Van Ámsterdam, relativas al escaso conocimiento del ingles de los alumnos españoles, por esos motivos algunas universidades españolas, para garantizar el rendimiento académico en los programas de intercambio, han efectuado pruebas de conocimiento de la lengua inglesa a los alumnos que deseaban incorporarse. Naturalmente una proporción significativa de estudiantes supera estas pruebas con éxito, pero no es suficiente dados los objetivos que se fijaron en Lisboa en el 2000. En Lisboa se propuso conseguir que Europa fuese la economía más dinámica e innovadora del mundo al finalizar la primera década del tercer milenio. Posteriormente, en la reunión del Consejo Europeo, celebrada en Barcelona en marzo de 2002, acordaron como uno de los objetivos para el 2010, en concordancia con lo fijado en Lisboa 2000, lograr que los sistemas de educación de la Unión Europea fuesen una referencia de calidad en todo el mundo para el 2010; entre los diversos aspectos a tratar consideraban necesario establecer políticas para «mejorar el dominio de las competencias básicas, en particular mediante la enseñanza de al menos dos lenguas extranjeras desde una edad muy temprana...». Con la finalidad de que los Estados de la Unión dispusiesen de informaciones para establecer los ajustes requeridos en los modelos de aprendizaje de lenguas extranjeras, solicitaron el “establecimiento de un indicador de competencia lingüística”. Las características del indicador de competencia lingüística se publicaron en agosto de 2005, recientemente, en marzo de este año, se estableció el marco de la encuesta sobre los conocimientos lingüísticos, proponiéndose realizar una primera medición a finales de 2009 con el fin de evaluar la comprensión oral, y expresión escrita en las lenguas extranjeras escogidas entre los jóvenes de la Unión Europea, con edades entre 14 y 16 años, y recopilar información para analizar los posibles factores que pudieran incidir en los conocimientos lingüísticos de los alumnos mediante cuestionarios a profesores, directores y administraciones. La importancia de conocer las lenguas como elemento que capacita el acceso libre al conocimiento es un hecho reconocido a nivel global y la voluntad europea lo certifica. Pero siendo cierta su importancia, también lo es la dificultad de alcanzar resultados óptimos a la vista de los datos disponibles, lo que obliga a plantearse las causas de los éxitos de unos, y los fracasos de otros, no debiéndose aceptar que ciertos colectivos tengan mejores capacidades poliglotas que otros, hay que buscar las causas en las estrategias y métodos de aprendizaje que resultan ser mas eficientes, sin ignorar los entornos que rodean a los procesos del aprendizaje: entornos escolares, familiares y sociales. En cuanto al proceso de aprendizaje, sabemos que conseguir un conocimiento excelente de la lengua sólo se alcanza si se inicia su estudio en la infancia. Es entonces cuando se activan con mayor facilidad las aptitudes para el aprendizaje de las lenguas, y a la vez la adquisición de la experiencia lingüística y cultural asociada a las mismas, estos factores potencian el desarrollo cognitivo, fonético y activan la conciencia global, facilitando la comprensión y desterrando los análisis unidireccionales; además de incrementar el sentido de confianza en las propias capacidades y el valor de la heterogeneidad y la diversidad. Consecuentemente, debemos considerar como necesidad imperiosa la obligatoriedad de la enseñanza de idiomas en la formación básica, y en los horarios dedicados a la troncalidad de los estudios, al igual que las materias científicas y humanísticas que desarrollan el pensamiento. Garantizando también que el idioma sea enseñado por personas altamente cualificadas y con un dominio de la lengua que se extienda a los aspectos culturales propios. Sabemos también que para que el sistema educativo alcance un alto grado competencial y motivacional se requiere de la interacción entre los pedagogos de los diversos países, de los conocimientos existentes en los diversos modelos educativos y del uso de instrumentos de potenciación del aprendizaje, lo que obliga a un profundo conocimiento de los aspectos nuevos que caracterizan la cultura actual. Pero la enseñanza del idioma no puede considerarse como un elemento más; es requerido que el idioma sea usado en los actos normales de aprendizaje del resto de asignaturas, de esa forma el aprendizaje de las lenguas no maternas deben salir de las aulas propias y alcanzar las actividades docentes en algunas materias, como también debe ser empleado en otras actividades lúdicas ya sean de carácter obligatorio u opcionales. Esta formación debe ser facilitada por los medios públicos de comunicación, quizá también los privados, debiendo conllevar a la necesidad de desterrar el doblaje de las películas, proyectándolas en versión original, o en todo caso dobladas a los idiomas básicos en el mundo actual, y subtitularse en los idiomas propios de la nación o región donde se proyectan. Unas actuaciones que no pueden omitir que el lenguaje vehicular del proceso formativo y relacional es el lenguaje materno, que garantiza a su vez las señales de identidad y las identidades culturales propias. Sin duda apremian las actuaciones ante la necesidad de comunicación en un mundo globalizado y los problemas que produce la falta de fluidez en los lenguajes no maternos, un hecho que afecta en especial a la población española y catalana, como consecuencia de la inadecuación de los modelos educativos a las exigencias del mundo actual, a la falta de profesorado cualificado, a la ausencia de políticas de inmersión lingüística en los entornos de ocio, especialmente en la TV y en las políticas de doblaje. Todo este conjunto de problemas impiden la adquisición de la fluidez y adaptabilidad requerida. Unos problemas que se han superado, o se están superando, en otras partes de Europa y que condicionan tanto el desarrollo personal como la evolución hacia los modelos económicos capaces de aprovechar las ventajas de un mercado único y de un mundo sin barreras comerciales. Por tanto, no es admisible que sólo 4 de cada 10 trabajadores del Estado puedan desenvolverse en alguna lengua extranjera. Una solución seria la inclusión de los idiomas extranjeros en el proceso del aprendizaje en la infancia, facilidad de acceso a nuevos idiomas usando las tecnologías computacionales y telemáticas, creación de entornos de inmersión lingüística, y compromiso de los medios de comunicación públicos. Estos son los ámbitos en los que se debe y puede actuar, ya que el futuro de la competitividad del los colectivos mas avanzados así lo exige. En ese contexto hay muchas cosas por hacer y decisiones que tomar. Decisiones que no deben olvidar la frase con la que empezaba el libro blanco de 1995 al que me refería a principio: "We must have the courage to examine everything, discuss everything and even to teach everything", ni tampoco la sentencia del reconocido antropólogo C. Geertz cuando definió con acierto la encrucijada en la que nos encontramos: “Los problemas, siendo existenciales son universales; las soluciones, siendo humanas, son diversas”. Conocemos los problemas, ahora es el momento de aplicar las soluciones. Lina Zulueta Fernández Filóloga y psicopedagoga Socia del Cercle per al Coneixement Miembro del ámbito d'educació i desenvolupament social www.cperc.net