Publicacions d'Amics del País
La ética (o su falta) en el comercio internacional
- Ramon Palacio
- Resum d'activitats
- Data: 21/05/2013
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Ramon Palacio, enginyer i exvicepresident del Cercle, qüestiona els pilars sobre els quals s’han construït les institucions supranacionals encarregades de regular el comerç internacional i aplaudeix el sorgiment d’iniciatives de transparència internacional per tal d’acabar amb la impunitat i la corrupció.
La ética es la rama de la filosofía que estudia el hecho moral, cómo se justifica racionalmente y cómo se ha de aplicar un sistema moral a nivel individual y a nivel social. Y por moral entendemos las reglas y valoraciones sobre costumbres, acciones y sentencias.
Es por tanto de aplicación universal. Incluyendo a la economía, a la producción de bienes y a su comercialización, y es más aplicable si cabe en una economía globalizada basada en el comercio internacional. En esta economía global, con movimientos de personas, de bienes y de dinero, las relaciones comerciales no son sólo la compraventa de productos y servicios, sino que incluyen también las remesas personales, las decisiones de inversión y los movimientos de capitales. La sociedad de las naciones se ha dotado de tres instituciones multilaterales para regular el comercio internacional, a saber, el Banco Mundial -BM-, el Fondo Monetario Internacional –FMI- y la Organización Mundial de Comercio –OMC-. Según su propia web, bancomundial.org , el Banco Mundial no es un banco en el sentido habitual, sino más bien una asociación singular cuyo propósito declarado es combatir la pobreza y apoyar el desarrollo. El Banco Mundial está formado por dos instituciones propiedad de 188 países miembros: el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional de Fomento (AIF), con el objetivo declarado de reducir la pobreza en los países de ingreso mediano y las naciones pobres con capacidad crediticia, mediante la otorgación de préstamos con bajo interés, créditos sin intereses y donaciones a los países en desarrollo para apoyar una amplia gama de inversiones en educación, salud, administración pública, infraestructura, desarrollo del sector privado y financiero, agricultura y gestión ambiental y de recursos naturales. Por otra parte, el FMI www.imf.org declara como su principal propósito asegurar la estabilidad del sistema monetario internacional, es decir el sistema de pagos internacionales y tipos de cambio que permite a los países (y a sus ciudadanos) efectuar transacciones entre sí. Declara asimismo que este sistema es esencial para fomentar un crecimiento económico sostenible, mejorar los niveles de vida y reducir la pobreza. Recientemente, el FMI ha clarificando y actualizado su cometido a fin de cubrir toda la problemática de la macroeconomía y del sector financiero que incide en la estabilidad mundial. Asimismo, la OMC se define en su web www.wto.org diciendo que puede verse desde distintas perspectivas. Es una Organización para la apertura del comercio. Es un foro para que los gobiernos negocien acuerdos comerciales. Es un lugar en el que pueden resolver sus diferencias comerciales. Aplica un sistema de normas comerciales. En lo fundamental, la OMC es un lugar al que los gobiernos Miembros acuden para tratar de resolver los problemas comerciales que tienen unos con otros. En suma, los tres organismos impulsan la desregulación del comercio y la libertad de movimientos de mercancías y capitales mediante la otorgación de créditos y mediante normas que obligan y están sujetas a sanciones por incumplimiento, como método de desarrollo económico. Las condiciones exigidas para la concesión de créditos son fundamentalmente profundizar en la economía de mercado libre, es decir, eliminación de aranceles y limitación de la protección social, y han puesto a competir naciones en desarrollo con empresas de economías desarrolladas, sobretodo norteamericanas y europeas (y recientemente chinas) , con efectos desastrosos para las economías en desarrollo. Basta recordar las crisis Latinoamericana de los 80, del Sudeste asiático de los 90 y la crisis africana de siempre. En el caso africano, la eliminación de aranceles a la importación de productos alimentarios facilita la entrada en esos mercados de elaborados alimenticios europeos, olvidando que la Unión Europea dedica dos tercios de su presupuesto a la Política Agraria Común (PAC), para subvencionar la agricultura y ganadería europeas. Para África, quizá el postcolonialismo ha sido peor que el colonialismo, atada de pies y manos por su deuda permanente, gestionada por dictaduras locales soportadas por organismos internacionales que defienden intereses de corporaciones occidentales. Se han impulsado monocultivos, sujetos a especulación de precios desde el lado de la demanda, y abandonado la flexibilidad y la capacidad de autoabastecimiento. Estos mismos procedimientos de créditos a cambio de reformas liberales se están aplicando ahora al sur de Europa (se llaman rescates bancarios e intervención), con resultados visibles a todos, en Grecia, Portugal, España (¿los PIGS?), y próximamente en Italia y Francia, y quizá en la propia Alemania. El modelo de sociedad del bienestar, la Europa del ciudadano se ha acabado. Ahora viene la Europa (y el mundo) del individuo y de la corporación empresarial. Esta misma Europa que permite, en su propio seno, los paraísos fiscales, no ya sólo Andorra o Mónaco, sino también Gibraltar y las distintas islas del Reino Unido, y el propio Luxemburgo, sede de los servicios y de la secretaria general del parlamento Europeo. Nuestra economía post industrial se ha vuelto especulativa. Nuestro sistema financiero se ha vuelto especulativo. Nuestras corporaciones ahora especulan con las materias primas, además de las clásicas referencias de valor (oro, plata,...) y energéticas (gas, petróleo, uranio,...), también con los materiales sensibles para la tecnología (tantalio,...) y las materias alimentarias (trigo, maíz, arroz, cacao, azúcar,...), con consecuencias significativas, sino brutales, para poblaciones locales dependientes de estos productos. Estamos en un cambio, como ya todos hemos aceptado, no en una época de cambio sino en un cambio de época, con la irrupción de la potencia China en el comercio, en las finanzas internacionales y en la obtención de materias primas en África (lleva implícito un cambio en los modos de relación y en el post-colonialismo), con la incorporación al mercado de consumo de miles de millones de personas de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), con la insostenibilidad del modelo de bienestar europeo, con la insostenibilidad del modelo de consumo energético, con amenazas de sostenibilidad ecológica y de cambio climático (del nuevo clima errático de vientos y lluvias, fuera de tiempo y lugar). Bienvenidas sean las iniciativas de transparencia internacional, de señalación de los paraísos fiscales por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación -ICIJ-, www.icij.org, y los recientes acuerdos en las Naciones Unidas de regulación del comercio de armas +Info. La transparencia es el fin de la impunidad, y es la impunidad y la sensación de impunidad lo que favorece la corrupción. Para acabar, una reflexión: según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con 50.000 millones de dólares, el 1% de lo dedicado al rescate bancario desde el 2007 se hubiera podido acabar con el hambre en el mundo.